La Sierra de Huelva esconde un ramillete de pueblos encantadores tanto por su arquitectura como por sus habitantes. La gente de la zona vive respirando el olorcillo del jamón de bellota curándose sin prisa, y solo podría ser arisca si no pudieran probarlo. Ciertamente eso tendría que ser una faena. Sin embargo, se puede catar en cualquiera de los bares y cafeterías de Jabugo, Galaroza, Cortegana, Almonaster, o Aroche, por ejemplo. A probarlo fuimos cuatro socios del Ciclo Club Badajoz, sección Los Lobos, y nos llevamos las bicicletas por si había alguna cuestecilla para quemar la grasita que suda el pernil. Nos comimos las tostadas con jamón y recorrimos 92 kilómetros con 1966 metros de desnivel acumulado.